Era ya la quinta línea de coca, mis ojos se cerraban de cansancio, llevábamos treinta y seis horas sin dormir y la fiesta continuaba en tono. Esas dos noches las baile como no lo había hecho antes, bailar es una de mis cualidades y supe sacarle provecho, gracias a mis movimientos fue que él se fijó en mí. Como no quería ser yo quien terminara la fiesta fue que decidí drogarme hasta la segunda noche, solo para aguantar dije, estar bailando me mantuvo despierto la noche anterior.
La primera vez que consumí cocaína lo hice por curiosidad, nadie me ofreció probarla, yo la encontré por casualidad en el auto de mi hermano, de inmediato supe de que se trataba pues harina o carbonato no era lo contenido en ese billete. La inhale a hurtadillas y su efecto no resultó ser lo que esperaba, no volví a consumirla por un largo tiempo.
No conocimos por un amigo en común, la química no surgió de inmediato, anduvimos juntos por unos días y todo se fue dando con el tiempo. De inicio creí tener claro que el coqueteo era solo un juego, luego las cosas comenzaron a subir de tono y no quise que me vieran como un niño inexperto. Me confundían las señales y me presté al juego de ser yo el conquistado.
La segunda vez fue mas placentera, no lo niego, y fui yo quién la buscó. Inhalarla esa noche no era ya por curiosidad o quedar bien con los cuates, no. Esta vez buscaba abandonarme. Ver mis emociones reflejadas en una fotografía panorámica. Era tiempo de la vista panorámica del precipicio de mis emociones. Se que no es justificación, y no la busco.
Me dolía el lado izquierdo, él provocó el dolor. Yo me negué a creerle cada frase que me decía, lo evité cuanto pude sin lograr hacerlo, pero resultó ser una de seas noches que el corazón no me escucha. De principio creí que mi mirada fue totalmente transparente y él descubrió todas mis necesidades, y no solo eso, también creí que había descubierto la fórmula para conquistarme. Supo decir la frase correcta en el momento correcto. Le creí. Seguimos bailando, ahora mas pegaditos, tanto que su respiración se fundía en momentos con la mía. Inhalamos algo de coca.
No sé que número sea esta vez, recuerdo que tomamos mucho alcohol y según dicen la coca te aliviana; así que lo hicimos. No me daba miedo convertirme en un adicto, lo hacia muy de vez en cuando y claro que lo controlaba. El siguiente día solo tenia que dormir hasta tarde para evitar el dolor de cabeza, me daba mucha hambre eso si.
Entre Madonna y Magos Herrera me dijo que solo quería estar conmigo, destacó los rasgos mas visibles de mi personalidad para decirse conquistado. Ahora no eran solo mis ojos y su mirada tierna, también eran mi desenfado, irreverencia y autenticidad, características adictivas. ¿Y qué?, me dije. Para cuando escuchamos a Chabela Vargas yo ya había resuelto que juntos no seriamos buena compañía.
Llevaba ya cerca de un año sin consumir coca, me había prometido no hacerlo pero soy débil de voluntad, bastó que llegara él para recaer, no lo culpo. Tuve miedo de enamorarme de él y hacerlo mi adicción. Se que la sustitución de una adicción por otra no es lo mas sano, es solo que siempre he necesitado de algo mas.
No recuerdo la música se escuchaba de fondo, mi memoria registro nada mas el momento en que toma mi mano y yo cedo a sus peticiones. Luego nos encontramos en la cama, me dice lo que he escuchado ya antes y la sensatez por fin aparece. Sin despedirme y aprovechando que dejó la habitación para ir al baño, abandoné el departamento.
Siempre he sido muy consiente de que soy débil de voluntad y un blanco fácil para las adicciones. Impulsivo-compulsivo sería una buena descripción. Lo hago en todo y con todos, un día comencé a armar un rompecabezas de mil piezas por la tarde y no me fui a dormir hasta no verlo terminado, hubo una vez que conocí a un tipo que me bajo la luna (eclipsada) y las estrellas en una sola noche: cuando me tronó fui a buscarlo hasta su casa mas de una vez para que me diera una explicación. No la hubo. Ya no creo en quienes te bajan las estrellas, pues vivo entre ellas, pero sigo creyendo en el amor tan compulsivamente que, en repetidas ocasiones, me duele el lado izquierdo.
Los siguientes días la idea de llamarlo no me dejaba en paz. Su compañía no era la mejor, pero mi soledad impuesta tampoco lo era. Siempre he buscado enamorarme y encontrar a la persona que pasará la vejez a mi lado. Además del alcohol, cigarros, cocaína y otras adicciones mas he consumido “amor en aerosol”. No voy a negar ahora que sigo esperando al “indicado”. ¿Será que ya lo he encontrado? No. Creo que no.
Solo esta vez, fue lo que me dije. Qué más da, me repetí mientras inhalaba la primera línea, quiero pasármela bien. Si el amor llega. Quiero que aparezca entre estas líneas. Solo que las borré al inhalarlas. Era ya la quinta línea, no hubo mas, ni coca; ni amor.
La primera vez que consumí cocaína lo hice por curiosidad, nadie me ofreció probarla, yo la encontré por casualidad en el auto de mi hermano, de inmediato supe de que se trataba pues harina o carbonato no era lo contenido en ese billete. La inhale a hurtadillas y su efecto no resultó ser lo que esperaba, no volví a consumirla por un largo tiempo.
No conocimos por un amigo en común, la química no surgió de inmediato, anduvimos juntos por unos días y todo se fue dando con el tiempo. De inicio creí tener claro que el coqueteo era solo un juego, luego las cosas comenzaron a subir de tono y no quise que me vieran como un niño inexperto. Me confundían las señales y me presté al juego de ser yo el conquistado.
La segunda vez fue mas placentera, no lo niego, y fui yo quién la buscó. Inhalarla esa noche no era ya por curiosidad o quedar bien con los cuates, no. Esta vez buscaba abandonarme. Ver mis emociones reflejadas en una fotografía panorámica. Era tiempo de la vista panorámica del precipicio de mis emociones. Se que no es justificación, y no la busco.
Me dolía el lado izquierdo, él provocó el dolor. Yo me negué a creerle cada frase que me decía, lo evité cuanto pude sin lograr hacerlo, pero resultó ser una de seas noches que el corazón no me escucha. De principio creí que mi mirada fue totalmente transparente y él descubrió todas mis necesidades, y no solo eso, también creí que había descubierto la fórmula para conquistarme. Supo decir la frase correcta en el momento correcto. Le creí. Seguimos bailando, ahora mas pegaditos, tanto que su respiración se fundía en momentos con la mía. Inhalamos algo de coca.
No sé que número sea esta vez, recuerdo que tomamos mucho alcohol y según dicen la coca te aliviana; así que lo hicimos. No me daba miedo convertirme en un adicto, lo hacia muy de vez en cuando y claro que lo controlaba. El siguiente día solo tenia que dormir hasta tarde para evitar el dolor de cabeza, me daba mucha hambre eso si.
Entre Madonna y Magos Herrera me dijo que solo quería estar conmigo, destacó los rasgos mas visibles de mi personalidad para decirse conquistado. Ahora no eran solo mis ojos y su mirada tierna, también eran mi desenfado, irreverencia y autenticidad, características adictivas. ¿Y qué?, me dije. Para cuando escuchamos a Chabela Vargas yo ya había resuelto que juntos no seriamos buena compañía.
Llevaba ya cerca de un año sin consumir coca, me había prometido no hacerlo pero soy débil de voluntad, bastó que llegara él para recaer, no lo culpo. Tuve miedo de enamorarme de él y hacerlo mi adicción. Se que la sustitución de una adicción por otra no es lo mas sano, es solo que siempre he necesitado de algo mas.
No recuerdo la música se escuchaba de fondo, mi memoria registro nada mas el momento en que toma mi mano y yo cedo a sus peticiones. Luego nos encontramos en la cama, me dice lo que he escuchado ya antes y la sensatez por fin aparece. Sin despedirme y aprovechando que dejó la habitación para ir al baño, abandoné el departamento.
Siempre he sido muy consiente de que soy débil de voluntad y un blanco fácil para las adicciones. Impulsivo-compulsivo sería una buena descripción. Lo hago en todo y con todos, un día comencé a armar un rompecabezas de mil piezas por la tarde y no me fui a dormir hasta no verlo terminado, hubo una vez que conocí a un tipo que me bajo la luna (eclipsada) y las estrellas en una sola noche: cuando me tronó fui a buscarlo hasta su casa mas de una vez para que me diera una explicación. No la hubo. Ya no creo en quienes te bajan las estrellas, pues vivo entre ellas, pero sigo creyendo en el amor tan compulsivamente que, en repetidas ocasiones, me duele el lado izquierdo.
Los siguientes días la idea de llamarlo no me dejaba en paz. Su compañía no era la mejor, pero mi soledad impuesta tampoco lo era. Siempre he buscado enamorarme y encontrar a la persona que pasará la vejez a mi lado. Además del alcohol, cigarros, cocaína y otras adicciones mas he consumido “amor en aerosol”. No voy a negar ahora que sigo esperando al “indicado”. ¿Será que ya lo he encontrado? No. Creo que no.
Solo esta vez, fue lo que me dije. Qué más da, me repetí mientras inhalaba la primera línea, quiero pasármela bien. Si el amor llega. Quiero que aparezca entre estas líneas. Solo que las borré al inhalarlas. Era ya la quinta línea, no hubo mas, ni coca; ni amor.
3 comentarios:
Indicado, indicado...mmmm...dónde he oído eso???
Y entre espera y esperanza, anhelo y desencanto,...se va la vida, se va la vida...
....pero no hay forma, no hay manera..con la mierda del "caballo" no hay quien pueda..."
Esta no es una canción
Mecano
Hmmm! Volverse adicto a alguien siempre será el más peligroso de los terrenos...mejor un poco de desenfreno para olvidar...
;)
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