Día de muertos; la clientela acostumbrada en el burdel está muy disminuida, ni siquiera los clientes más fieles se ha presentado, todo indica que será una noche tranquila. Veneno llegó temprano, las cosas en casa no están bien, el estado de embriaguez de su compañero José y la violencia que le desata son mejor evitarlos. Se ha maquillado y mudado de ropa en el pequeño cuarto que la dueña les renta; es un cuarto de tres por tres metros, con una cama que lleva sabanas sucias, una lámpara, un pequeño mueble que sirve de cómoda y un espejo. Espera sentada en la cama la hora de salir a la pequeña sala que funge como pista de baile.
Mientras se cuestionaba su relación con José un impulso la hace ponerse en pie y dirigirse al espejo, nota una expresión diferente en sus ojos, descubre que no los ha maquillado. Antes pintó sus labios de un color rojo, ocultó las marcas de los golpes con suficiente maquillaje, ruborizó sus mejillas, pero los ojos lo dejó intactos; a pesar de eso lucían perfectos, el color negro intenso y la expresión nueva en su mirada era suficientes, decidió no maquillarlos y dejar que lucieran por si mismos. Su mirada obscura, intensa, reflejaba el abismo donde se perdían sus emociones.
La hora llegó, los clientes aguardaban a las prostitutas, el tocadiscos con un ruido estruendozo anunciaba que la noche de seducción y placer había comenzado. Ella, Veneno, calzó un zapatillas con brillantes de fantasía, dió unos golpes contra el piso a los tacones y abandonó el cuarto. Antes de cerrar la puerta suspiró profundamente, sonrió y alzó la mirada, esa mirada altiva que la hizo por mucho tiempo la mejor entre todas las mujeres del burdel. Ahora era la mayor, pero no le desmerecía, conservaba algunos clientes y con las artimañas desarrolladas, después de tantos años dedicándose al negocio, bien podía robar algún prospecto a las compañeras.
Entró a la sala haciendo un pequeño baile; seductor, provocativo y sugerente. Se sentó en la mesa del centro, ordeno tequila y prendió fuego al cigarro. Absoluta quietud, caras tristes entre las compañeras, susurros entre ellas y los pocos clientes presentes. El cantinero vestía en su totalidad de negro. Veneno desconcertada, el mesero, único mesero, no le prestaba intención, parecía no escucharla. Lanzó un comentario a la mesa de al lado y no surgió efecto, estaba siendo ignorada por todos. Se preguntó si el incidente ocurrido la noche anterior tendría algo que ver con la actitud de todos.
La noche anterior ella debía quedarse mas allá de la hora normal de salida para atender a un cliente, José acostumbraba pasar por ella para luego trasladarse a la casa, esa noche José llegó antes de lo establecido. Su estado no era de lo mas aceptable, llego borracho el borracho, y la dueña del burdel se molestó pues no dejaba a Veneno trabajar con libertad. Los celos y las miradas inquisidoras de José distraían a Veneno, mientras ella bailaba con un cliente a José le pareció que aquél se estaba propasando demasiado, inicio un riña que derivó en un pleito callejero. La dueña pidió a Veneno dejar el lugar y solucionar sus problemas con su amante, mientras viviera con éste seria mejor no se presentara el desgraciado por allí.
En casa, José y Veneno, discutieron excesivamente, el calor de la discusión rebasó los límites de la cordura, entre golpes y reclamos Veneno quedó muy lastimada. La golpiza con seguridad provocaría la muerte…
Aturdida por la actitud se acerca a una de las mesas, escucha atenta el final de un relato: “el desgraciado la golpeó con saña, como a un animal indefenso, pobre Veneno, ella…”. Entendía ahora la actitud de sus compañeras, clientes y demás presentes. Lástima, le tenían lástima por lo sucedido y por eso temían acercársele, esa fue su conclusión. Se negó a escuchar el final del relato, donde aquella compañera que tanto la estimaba profería su muerte, “…ella, mi querida Veneno, murió.”.
Desde esa noche y cada año, en la noche de día de muertos, ella deja sin maquillar sus ojos, entra a la sala haciendo su pequeño baile, ordena tequila, repite la misma situación de indiferencia y se complace pensando que le tienen lástima…
10 comentarios:
Que tal.
Es mi primera vez.... por estos rumbos.
He leído un buen de tus post anteriores y te encuentro diferente, y se agradece.
Un poco oscuro, pero coherente, me gusta tu manera de ver los extremos..mas qyeverlos...no se, siento que asi los vives....
Tu selección de fotos es chingona.
Mu gusto Sabiduria popular.
Sigo y un buen a Isela... me cae de a poca por webuda.
Saludos y por aqui me tendra.
Ah y eres guapo.
Wow! Me gustó mucho...las imagenes, no sólo las que has colocado, sino las que evoca, son poca madre!
Complacerse por la lástima...hmmm! Sublime! :)
Wow, la foto es hipnotizante (?).
...y tú también.
Besos con sabor a calabaza!!
Por cierto, tú y yo vamos a tener que compartir a Diego. Yo también soy posesivo....
...es una de las tantas cosas que podemos compartir.
Miau!
;)
hay sii.. ahora soy objeto de disputa??.. eeeh!!.. no soy objeto, para compartir, y menos para discutir, solo soy nada.. que no vale, nada en esta vida.. por que la materia, se pudre, no es tracendente, por eso no valgo nada!!...
Bueno, dicho lo echo...
Que magnifico, escrito de veneno!!!... aceptar la muerte, es como don quijote,con sus frestones... orales que chido. tambien se me viene mucho con los cien años de soledad de gabo, con el personaje de Ursula amarante.. magnifico!!!!...
aaaaaah!!!!!!
y GRACIAS, GRACIAS POR EL REFRAN!!!!!!!, ME GUSTO, ME GUSTO.. me facinas!!
Saludos, que tengas buen inicio de semana!!
Champy, bienvenido.
Sonrrojado estoy por tus comentarios y muy agradecido.
Muegano, gracias, abrazos y saludos.
Vanto: estoy de acuerdo, compartámoslo...
...y que sea el inicio de una buena y productiva sociedad. claro, si él está de acuerdo. ja
Diego: objeto en disputa no eres, eres un objeto sexual, ja ja. Es broma. Hemos decido compartirte, estás de acuerdo?
Saludos a todos, un abrazo de oso calientito..
Queda confirmado que tienes una loca imaginación... Me gusta jeje
Pruébame-dijo Veneno- ámame como odian los amantes.......
Publicar un comentario