lunes, enero 07, 2008

Cuando las noches no me son suficientes...

Siempre hay alguien que lo ve todo, hasta lo que llevamos dentro. (María Félix, “Vértigo”).


Hoy es una de esas noches en las que el fuerte frío de invierno me cala en los huesos, los recuerdos revuelven mi estómago y la soledad de mis pensamientos me roba el sueño. La añoranza de tiempos pasados hace que el lado izquierdo de mi pecho sienta una contracción inusual, que mis ojos sientan la necesidad de llorar para dar alivio al alma y las manos se llenen de ansiedad por arrancar toda muestra de desesperanza. Es en estas noches cuando me visita la extraña, y tan conocida a la vez, sensación de desear correr a la calle y contarle al primer desconocido mi vida; hablarle de mi días felices, de mis temores, manías, gustos y los detalles que me hacen reír o llorar. ¿Cuántas noches he sentido el impulso? Ya no lo recuerdo.

Esta noche las calles han estado desiertas, el frío mantiene a la gente recogida en sus casas. No hubo descocido a quien contarle, regresé a casa en la misma situación que salí hace unos minutos.

Un momento… sí, es el olor a tierra húmeda el que estoy recordando. Es en casa de mis padres, algunos años atrás en una tarde de verano, estoy frente a la ventana y ya ha dejado de llover. El cielo se mantiene gris y el agua corre libremente por la calle. Una voz me llama desde el exterior y me oculto tras las cortinas, me mantengo allí por unos segundos… Se ha ido el resto de la imagen.

Acerqué una manta para amortiguar el frío, no poder recordar el resto de esa tarde me ha inquietado sobremanera. La voz me fue familiar durante mucho tiempo, juntos descubrimos años después un nuevo mundo. Un mundo escondido del cuál él pudo huir y yo me mantuve atrapado.

Como esa tarde hubieron de ocurrir otras tantas más, donde escondido tras la ventana observaba pasar una vida a la que cada día renunciaba. Me sentí culpable por ser quien soy y avergonzando de mí prefería alejarme de toda posibilidad de luchar por ser feliz. Y es ahora, en estas noches, cuando me encuentro solo, que recuerdos como éste me acompañan. Un día el desconocido aparecerá y podré contarle esto y más, entonces sabrá de mi vida lo que aún yo desconozco de ella.

7 comentarios:

Erranteazul dijo...

Sí. Puedes contármela. Mi alma está dispuesta. He caminado también por esos lugares, por esas calles hasta el amanecer. He conocido parajes insospechados. Por eso mi alma está dispuesta.

Un placer venir.

Dídac Muciño dijo...

Me identifique tanto, yo tambien lo ago, pero salgo a caminar con intencion de perderme, pero por una X razon regreso al mismo punto, es como si algo me dijiera debes de estar aqui por que de aqui eres.
Aveces siento que, perderme es la unica manera de resolver esta soledad, por que sabes?, hoy me esta cayendo el 20, que mi destino es estar solo, pero ese destino no lo quiero, y me rehuzo y entre mas lo rechace y mas y mas, llega a un punto que la soledad se vuelve mutis de calvarios.
Pero tambien estoy dispuesta que algun dia, encontra a un desconocido.

SAludos que tengas buen dia!! :)

Unknown dijo...

Una de esas noches cuando el alma necesita un cuerpo que acariciar sin lugar a dudas

Morgana dijo...

quiero un amante nuevoooo....


besos mordelones

David dijo...

Esas noches de insomnio en las que uno no puede dejar de pensar, acelerado, y de sentir... He vuelto a las pastillas de valeriana para poder dormir.
Un abrazo.

Muegano. dijo...

Esas noches, esas noches...me dan tanto escalofrío, como gusto al final... Me late el corazón a toda velocidad, pero la adicción por más adrenalina me empuja a llevarlas hasta las últimas consecuencias, hasta que salga el sol.
Abrazos!

vanto y vanchi dijo...

A este Rey no le trajeron juguetes. En cambio, le llegó un nuevo año tan incierto como el silencio de sus enamorados invisibles.
Y esas noches, esas caminatas, ellas enseñan más que las guías y todas las luces juntas.
Y la Félix es una diosa!!