jueves, noviembre 29, 2007

Homomaquia o el extraño estudio a la genealogía de los miedos. Parte II



Rojo y Bonito. Segundo Tercio: Las banderillas.

“…así pues hubieron de pasar los años para que yo entendiera el significado del sueño aquel de infancia. Los espejos, aunque ya soy unos años mayor, me siguen provocando reacciones diversas, no les temo como antes pero me es imposible observarme fijamente en ellos por un tiempo fijo. Inclusive me cuesta trabajo aceptar que lo me molesta de algunas personas no es más que lo que me molesta de mi mismo. Llegamos a desarrollar un sentido de observación tan agudo e incisivo que llegamos a conocer el punto exacto para dañar a los demás y…”. -Fragmento del diario de Leo.



[En el segundo tercio se ejecuta la "suerte de banderillas", en la que los "subalternos", "banderilleros" o "toreros de plata" como queramos denominarlos ponen al toro tres pares de banderillas.]



Rojo, él se puso ese sobrenombre y pidió a sus conocidos así le llamasen; el sobrenombre provenía del significado de su nombre real. A sus pocos años, catorce, sabia que el mundo era de él. Sus deseos carnales lo gobernaban, pero el gobernaba al resto de invitados a su vida. Caminaba por las calles seguro de que era objeto de deseo, se burlaba de quien podía y se negaba a ser la puta del barrio, él solo follaba con quien le apetecía. Su vida llena de superficialidad le era suficiente, años antes decidió bloquear el dolor en su vida, no crearía lazos con nadie mas, ya no habría miedo al abandono, nadie lo dejaría por que no tendría lazos con nadie. Solo un miedo invadía sus pensamientos: dejar de ser bello. Y sucedió lo que en la vida es inevitable. Su cuerpo sufrio cambios venidos de la adolescencia, ya no se sentía tan hermoso, hubo rupturas en su ego y sus emociones. Un rango que en adelante lo retraería emocionalmente quedo tatuado en su espalda.




“Cuando seas grande vas a estar rechulo, mi Bonito” eso le decía el pintor al joven que acaba de conocer… Bonito, como en adelante lo llamaría, y el pintor se conocieron en un cine porno. Bonito cursaba el último año de preparatoria y en el afán de explorar y definir su sexualidad acudió una tarde al cine, al que por los comentarios entre sus compañeros de clases se enteró que existía. Esa tarde, el pintor merodeaba como cazador en busca de una presa, Bonito fue el adecuado, conversaron y Bonito se sintió conquistado. La mirada del pintor, sus palabras y esa voz firme fueron la carnada que Bonito mordió. Desde entonces Bonito supo que en adelante para poder enamorarse debía admirar a la persona en cuestión como lo hizo con el pintor.

Meses después, mucho después de que las cosas para ellos no funcionaran, Bonito se presentó nuevamente en el cine, al entrar recordó que hace mucho no le llamaban por su nombre todos los conocidos en ese lugar, pues desde que conoció al pintor su nombre lo cambió por “Bonito”. Estando en el lobby del cine cruzó miradas a través del espejo con Rojo, se sintió intimidado por la seguridad que Rojo proyectaba y dudó en corresponder a sus coqueteos, cuando al final lo intentó Rojo ya no estaba. No había más imagen en aquel espejo que la propia. Recordó el día en que conoció al pintor y se encaminó a la sala de proyección. La oscuridad de la sala no le permitía Bonito una rápida búsqueda de un lugar en donde sentarse, espero a que la pantalla alumbrara un poco el lugar y cuando al fin sucedió fue sorprendente lo que pudo ver. La sala se encontraba totalmente vacía, no había rastro del chico que le coqueteó en el lobby. Confundido decidió abandonar el cine y regresar a casa. En el camino a casa, ya en un estado reflexivo, puedo reconocerse en el rostro de Rojo, la pesadez de una vida cargada de sinsabores Bonito ya la había experimentado. Tenía un pasado posiblemente parecido al de aquel extraño, pero a pesar de eso parecía que Rojo estaba conforme con su destino y Bonito no. Bonito luchaba por dejar atrás los miedos, los rencores pero los seguía cargando. Bonito luchaba día con día por ser mejor sin aceptarse del todo, permitía que otros, y lo peor, el mismo se flagélala por temas no resueltos. No entendió a tiempo que la aceptación era el camino correcto para el, decidió huir, comprar un boleto de tren y sentarse en una butaca a esperar…




{–De seguir así vas a terminar por quedarte solo. –Es tan asqueroso hacerse pasar por bueno como por malo. –No vas a encontrar a la persona que estas buscando.}

8 comentarios:

Dídac Muciño dijo...

Pues si, la aceptacion, y no solo asia la persona, si no tambien asi la realidad y la existencia, es el camino, que te abre penumbras...

Me gusto el personaje de pintor quien sabe por que.. jejejee

REgresaste exquisitamente, encantador, con tus escritos..

HERMOSO!!!!

SAludos y abrazos!!!!!

Muegano. dijo...

Hey! Bastante chingón. Me gustó eso del sentido incisivo de la observación para dañar, y nada más fuerte que cuando lo autodirigimos...duele.
De Bonito...hmmm, le he visto tantas veces, tiene un dejo de tristeza ver tu reflejo en un cine porno...
Saludos!

Muegano. dijo...

Hey! Gracias por pasarte por mi blog y lo que has puesto!! Chido chido!
:)

[[PobreiLuso]] dijo...

{–De seguir así vas a terminar por quedarte solo. –Es tan asqueroso hacerse pasar por bueno como por malo. –No vas a encontrar a la persona que estas buscando.}

zaz!...
cruel pero cierto.
Bonito... solo fue eso.

saludosss niño, gracias por pasarte a mi blog :)

Anónimo dijo...

ya regrese! :p

me enkanto todo esto ke has escrito, me hacia falta leer algo asi, no para analizar si no para komprender

un abrazote!

vanto y vanchi dijo...

Me encantan los elementos visuales de tu blg...y la cercanía de tus relatos.

Besos!

Champy dijo...

Me chingaste por los 2 lados.

Y duele.

Champy dijo...

Evocaste mi parte bonita y mi parte roja.