viernes, octubre 05, 2007

¿Mendigo?

Desapareció del pueblo una tarde de abril, en la familia dijeron que se fue al otro lado a seguir el sueño americano, no se la ha vuelto a ver desde entonces. ¿Qué es seguir el sueño americano? pregunté a papá; cuando la gente dice que se van al otro lado mi'jo, es por que para irse a trabajar a ese país cruzan un rió que divide el de nosotros, México, de Estados Unidos; y seguir el sueño americano es ir a ganar dinero allá. No me dejó conforme la explicación de papá y busque otras más, acudí a mi abuelo un antiyanki genial y me dijo que seguir el sueño americano no era más que irse anticipadamente al infierno, ir a buscar en un país el camino a la perdición, que no era sueño sino una pesadilla -le creí todo.

“A” era uno de mis primos mayores, bastante callado, introvertido. En los veranos o periodos vacacionales ayudaba a mi familia en los trabajos del campo. No lográbamos sacarle una palabra o hacerlo reír, siempre hermético y estoico, como era hijo me mi tía J. “la loca”, suponíamos él heredó la enfermedad. Traviesos como siempre, mi hermano y yo, le gastamos una broma: una tarde cuando ya habíamos terminado los quehaceres lo invitamos a jugar a las estatuas de marfil, no le hizo mucha gracia pero nosotros moríamos de risa –estatuas de marfil- él era una de carne y hueso. Otras veces cuando veíamos que se perdía en su pensamiento, a manera de juego inventábamos en que podría estar pensando. Notó nuestras burlas y por fin habló, que susto nos llevamos, prometió comernos si seguíamos molestando, eso bastó para calmarnos un buen tiempo.

Por su amenaza de comernos vivos confirmamos su demencia. Es por eso que el día que nos enteramos que desapareció nos alegramos, ya no había peligro. Pero en las vacaciones de semana santa, como él ya no estaba, nos ayudó su hermano mayor en los trabajos. Otra personalidad en extremo distinta, éste no paraba de hablar y era muy activo, terminó por fastidiarnos. No se notaba preocupado por no tener noticias del hermano, cosa que me pareció muy extraña. Mi curiosidad no se hizo esperar y que le preguntó. No se, me contestó. Luego habló un poco mas de su hermano, “A, siempre fue muy callado, incluso con nosotros en la casa, yo no sé que haya esta pensado para irse así nomás, mi ‘apa le dijo que se esperara, pero también era muy atrabancado y desesperado, ya quería irse. Yo creo que porque no le gustaba vivir aquí, a veces decía que aquí vivía pura gente mala y mediocre, que vivían del chisme y que no viviría envuelto entre esa gente”. Fue demasiada información que por mi corta edad no comprendí del todo, -a mí qué, me dije.

Un día caluroso, después de haber escuchado a mi primo hablar de su hermano, lo comenté con mi hermano mayor, sus comentarios fueron los siguientes: “ese A está loco, que te apuras, la verdad no sé ni a que se fue, el trabajo no le gusta, seguro allá va a andar mendigando”. Me quedé igual. Mi abuelo de seguro me aclararía todo.

Por un tiempo me olvide del tema, yo creo que porque así somos los niños y me entretuve haciendo que se yo. Ese mismo año falleció mi abuelo, en el mes de noviembre, y ese mismo mes hubo noticias de A. Recordé que no le pregunté a mi abuelo, qué era mendigar y si A terminaría haciéndolo. Las noticias que llegaron confirman lo dicho por mi hermano, A era un mendigo y vivía debajo de un puente. Lo escuché en una de esas pláticas a voz baja de los funerales, la sostenían una tía y una desconocida. Mi tía se lamentaba de la terrible fortuna de su sobrino, pobrecillo, terminar como su madre, que vergüenza para mi hermano, fueron sus comentarios.

Me entristeció la noticia, y ya no tenía un abuelo al cual recurrir. Estuve triste por los dos eventos un largo tiempo, era muy notorio mi estado, y mi madre preocupada me cuestionó, le dije lo que me pasaba y trató de consolarme. “No llores más por tu abuelo el debe estar mejor, y en el caso de tu primo A, también debe estar mejor, si es verdad que es un mendigo, ojala haya perdido la razón. Mira los mendigos son gente que viven en la calle de las limosnas de la gente, de la ayuda que la gente le da, es muy triste vivir así me imagino, además de que está solo. Pobre, siempre vivió aquí muy triste cargando la enfermedad de su mamá, él la quería mucho y la cuidaba, a veces cuando trabajaba aquí con nosotros platicaba conmigo y me contaba que no quería vivir más aquí, que sentía que la gente era muy cruel con él, se burlaban de su mamá. Él la quiere mucho y le molestaba que la gente se burlara de ella, era mucha carga para él por eso huyo, huyó de sí mismo”.

Qué bonito sería estar loco y ser mendigo, pensé en aquel tiempo, no trabajar, vivir de los otros y no tener preocupaciones de gente grande, ser libre, vivir libre. Lo externé a mi mamá y santa regañada que me puso, prohibió que lo pensara siquiera. En fin, hoy estoy un poco loco y me atrae la idea de ser un mendigo, pero recuerdo las palabras de mamá sobre la huida de A y yo no quiero huir, quiero estar loco, me reconozco loco, pero quiero que los demás lo vean y así lo acepten. Qué puedo hacer…


Muy sabias fueron las palabras de mi madre, "A" huyó, puso distancia terrestre, físicamente entre él y gente del pueblo, la que le hacia daño, lo que le hacia daño. Evadió en su locura todo dolor y ahora vive libre. No creo que nos recuerde y me siento aliviado por que yo fui parte de las burlas. Él es feliz, ¿quién se atreve a decir lo contrario? Quizá sea un mendigo, y haya perdido la razón, pero la felicidad que ahora debe tener no creo se compare con la mía. Encontró su sueño en América, ser libre –un sueño universal- y encontró el camino, y no a la perdición…

Abuelo, estuviste equivocado, el camino del sueño americano no siempre lleva al infierno…

1 comentario:

Morgana dijo...

un dia me saldre de mi casa como mendigo...espero llegar hasta sus manos....


saludos y besos mordelones de pezon.....

y yo queria bsitos mordelones en mi blog....

mua